Ella,
que se enorgullecía de su seguridad.
Y apareció
Él,
que con cada mirada la desarmaba.
Entonces,
Ella,
sentía que se derrumbaba por dentro
cómo un frágil castillo de naipes.
Y quería,
en lo más profundo
de sus entrañas que
Él,
lo reconstruyera de nuevo.